Todos en algún
momento hemos estado en situaciones difíciles de duelo y luto, sin embargo
siempre habrá alguien para apoyarnos en esas situaciones y levantarnos el ánimo,
hay una frase que dice “Sufren más los que se quedan que los que se van” y no
queda más que seguir adelante con coraje, valor y una buena actitud para vivir
una vida plena y feliz. Por esa razón compartimos este gran mensaje que para
algunos nos hará reflexionar y para algunos otros ayudará; sin más aquí el
mensaje:
Aprendiendo a vivir sin tí
La pérdida de un ser querido nos deja un vacío inmenso, sentimientos que cuando la persona que amamos muere, también lo hace una parte importante de nosotros: ya nada será igual (surgirán emociones como negación, coraje, tristeza, lágrimas que van y vienen y probablemente aparezcan las culpas).
Algunas de estas emociones se manifestarán más que otras y en diferentes
momentos su intensidad dependerá de la relación que usted tuvo con la persona
que se fue, así como las causas de su partida.
Es falso que el tiempo lo cura todo, es necesario que usted permita que
le ayuden a vivir el duelo por la pérdida que está sufriendo, permítase llorar,
estar triste y canalizar positivamente su coraje.
Aunque no hay recetas mágicas, el proceso de duelo puede durar de 8 a 12
meses si la muerte fue por causas naturales (y sólo en caso de que haya tenido
la oportunidad de concluir sus pendientes (por causas accidentales o violentas)
presenta mayores retos, más dolor y dificultades que la muerte anunciada, pues
no tuvo la oportunidad de resolver conflictos ni cerrar círculos.
Usted sentirá la necesidad de recibir ayuda profesional para poder
vivirlo y resolverlo adecuadamente, puede que le lleve más tiempo, pero lo
importante es que al atravesar su duelo resuelva todos los conflictos que se le
presenten, alcance salud emocional y afectiva para vivir en plenitud y no simplemente
sobrevivir, como muchas personas hacer erróneamente.
Cada miembro de la familia tiene una particular manera de externar su
dolor, pero lo más importante de esta manifestación de emociones y sentimientos de resolver el duelo de manera sana, para alcanzar la aceptación (sin resignación)
de nuestra condición humana.
Resolver adecuadamente un duelo le brinda la oportunidad de crecer y
vivir a plenitud, implica dar un sentido a la pérdida sufrida, a la muerte de
esa persona que fue parte importante de su vida (muere físicamente pero siempre
vivirá en su corazón y pensamiento).
Cada uno de nosotros tiene un reto que debe resolver personalmente.
Puede sonar paradójico, pero una pérdida de esta magnitud tiene la oportunidad
de darle sentido al sufrimiento y a su pérdida para crecer como ser humano.
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